TOULOUSE
Hoy en día, la calle Ozenne es un elegante paseo arbolado muy frecuentado por los tolosanos. Inaugurada en 1908, esta vía ha hecho correr ríos de tinta al arrancar mansiones privadas y antiguas callejuelas.
En pleno centro de los prestigiosos barrios nobles de Saint-Étienne y Salin, la calle Ozenne es la firma arquitectónica de una nueva burguesía en busca de ostentación. Desde el Carmes hasta el Museo de Historia Natural, aunque la perspectiva visual resultante sigue siendo una grandiosa firma urbana, la Historia también merece una escapada para redescubrir el alma de los barrios que atraviesa…
Empecemos paseando por la calle Ozenne: ¿siente su línea recta desgarrando los barrios históricos del Parlement du Roi?
De hecho, tras la cortina de hermosas residencias de la rue Ozenne, se esconden los pórticos de hoteles de los siglos XVII y XVIII, antiguas prisiones solariegas e historias de la magistratura: así que desviémonos de la calle principal y perdámonos en el laberinto de discretas callejuelas…
Después, de vuelta a Ozenne, el paseo nos lleva a una isla de verdor, el Jardín Real, un encaje verde cosido a lo largo de las antiguas murallas entre los siglos XVIII y XIX.
Por último, el final de la calle Ozenne no es el final de la visita, ¡ya que nos dejaremos llevar por la ornamentación barroca de la iglesia de Saint-Exupère!
Pocas vías pueden presumir de tener tantos encantos a la vez: patrimonio, tranquilidad, naturaleza, museos… ¡cuidado con enamorarse, a veces lleva a decidir dar otra vuelta por capricho!
