La punta de Les Onglous en Marseillan marca el final del canal du Midi. Es en este lugar emblemático el agua del canal desemboca en la laguna de Thau, a 240 km de su punto de partida en Toulouse, en el Port de l’Embouchure. El acceso a Sète, puerto en el Mediterráneo, se encuentra cerca de ahí, al otro lado de la laguna de Thau.
La punta de Les Onglous es el extremo oriental del canal du Midi. Este era el punto de paso obligado para quien quería llegar al mar Mediterráneo desde el canal du Midi. Cruzar la laguna de Thau permitía llegar al puerto de Sète, también construido por Pierre-Paul Riquet, en 1669, al igual que todo el canal. En los años 1660, el acondicionamiento del canal de las lagunas entre Sète y Rhöne (actual canal du Rhône en Sète) fue una novedad para facilitar el transporte de mercancías y de pasajeros. En la punta de Les Onglous, se construyó un malecón que rompía las olas en la laguna de Thau. Para asegurar la travesía de 15 kilómetros, se construyó el canal por el que transitaban los barcos en dirección el puerto de Sète.
El faro de Les Onglous, pintado en rojo y blanco y construido en 1850, se encuentra en el extremo del malecón. Guía para los barcos por la noche y con tiempo revuelto, es un marcador arquitectónico situado a la entrada del canal du Midi.
En el siglo XVIII, una pequeña pirámide de piedras blancas señalaba la presencia del malecón. En 1759, Jean-Etienne Ribart, director del canal du Midi en la división de Agde, presentó el proyecto de un faro monumental que debía indicar la entrada del canal y marcar simbólicamente este lugar.
El gran coste de esta construcción supuso el abandono del proyecto. Entonces hubo que esperar casi un siglo para ver aparecer el faro que conocemos hoy en día.
En el siglo XVIII, la única construcción que pudo construirse en la laguna de Thau fue el malecón que prolongó el canal en la laguna.
Como los barcos del canal du Midi no tenían motor (hasta 1920), eran tirados por caballos desde el camino de sirga. Estos se paraban en Les Onglous, ¿y cómo hacían para cruzar la laguna? Simplemente colocaban una pequeña vela cuadrada en el mástil de carga.
Fueron pocos los patronos de barcos que navegaban por el canal y que se atrevieron a pasar por la laguna cuyas condiciones de navegación eran complicadas por la fuerza del viento. Los barcos que se atrevían con el trayecto eran principalmente patronos originarios de Marseillan que tenían barcos con una forma adaptada para esta navegación. Por ello, era necesario realizar el trasbordo de mercancías.
En el siglo XIX, la aparición de los barcos de vapor permitió que la situación evolucionase. En 1832, la Compagnie du canal du Midi compró un remolcador de vapor que se colocó en Les Onglous para remolcar a los barcos que navegaban por el canal hasta Sète.
Esta fórmula tuvo tanto éxito que, en muy poco tiempo, se desarrollaron nuevas infraestructuras en Les Onglous: oficinas, alojamientos, caballerizas, dependencias para la madera y el carbón...
La margen derecha del canal estaba dedicada a los «terriens» de la administración del canal: controlador de los derechos de navegación, recaudador, guarda que vivía con los postillones (encargados de los caballos de sirga) y los caballos. En la margen izquierda, el mundo de los marineros: capitanía del remolcador y marineros, almacenes de carbón, reserva de agua para las máquinas.
Para llevar a cabo el mantenimiento del remolcador se acondicionó una Cale de Radoub.
A pesar de la competencia del ferrocarril, estas actividades se mantuvieron hasta principios de los años 1930.
Después, con la motorización de los barcos, los remolcadores dejaron de ser útiles y el puerto de Les Onglous perdió en ese momento la mayor parte de su actividad. Entonces fueron los pescadores de la laguna los que invirtieron aquí al tener la autorización para ocupar los edificios de la margen izquierda y amarrar sus barcos. El alojamiento del capitán del remolcador se convirtió en una casa de vacaciones reservada para los agentes del canal.
En los años 1980, los edificios de la margen derecha se restauraron por completo para acoger la escuela de vela de Les Glénans.
Hoy en día, la vida del puerto de Les Onglous está animada por las actividades de la escuela de vela, las idas y venidas de los barcos de pescadores y el paso de los barcos de paseo y de los recreativos.
Este lugar simbólico ofrece unas magníficas vistas de la laguna de Thau desde el faro al que se puede acceder a pie.
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